viernes, 29 de septiembre de 2017

Himnos urbanos

Veinte años de un disco esencial: Urban Hymns de The Verve.





martes, 26 de septiembre de 2017

Los rincones de Fernando


Fernando nunca fue chiclanero. Quiñones no era de aquí. Él amaba Cádiz...

Fernando Quiñones nació en Chiclana, cosa puntual y anecdótica. Circunstancia puramente casual como lo es el nacimiento de todos ustedes. Nos dicen que debemos participar de cierto sentimiento de pertenencia. Ser de tal o cual sitio. Luego aparecen fronteras, límites, himnos, banderas y las ínfulas patrióticas. Pero como dice el refrán, uno no es de donde nace, sino de donde pace. Y Fernando pacía en muchos sitios porque se dio cuenta que el ser gaditano, el ser chiclanero podía disfrutarse mucho más estando en la otra punta del mundo.

Afortunadamente hoy debe quedar pocos irreductibles que creen que Fernando Quiñones no pertenece a Chiclana. Es un lujo poder decir que uno proviene del mismo sitio que el escritor que más y mejor pregonó las bondades de ser de aquí, que dedicó un soneto intenso y sobrehumano a su lugar de origen, que predicó con maestría el buen nombre del cante jondo, que cantó las alabanzas de bodegas y caldos de la zona, que dio voz a los que habitualmente no la tienen.

Fernando es Chiclana y Cádiz, es Hortensia Romero, Conchi Galán y el Cantueso. Canta y bebe como Miguel Pantalón y busca a Glori como lo hace la Nardi. Se inclina ante la poesía de Ibn Jaqan mientras celebra el arte de un torero en una tarde de faena en la plaza de El Puerto. Quiñones es único y es de todos.

Con esa premisa salieron a la calle las bravas gentes de la asociación cultural Taetro, entidad con casi 30 años de existencia dedicada a la promoción de las artes escénicas en la provincia de Cádiz. Ellos nunca tienen un no por respuesta y al requerimiento de la Fundación que lleva el nombre del literato chiclanero, respondieron con grandes dosis de ganas, desparpajo y conocimiento de la vida y la obra quiñonesca.

Precisamente, con ese adjetivo nombraron a la ruta que prepararon hace unos días y cuyo objetivo no era otro que el de acercar los aconteceres vitales de Fernando. Unos personajes escogidos, impregnados de pura esencia callejera fueron los protagonistas de la I Ruta Quiñonesca, que fue preparada e interpretada por los integrantes de Taetro, dejando un buen sabor de boca entre el numeroso público presente.

Un trasunto de Fernando Quiñones convertido en periodista investigador de la propia labor del escritor, dos (una no, dos) Hortensia Romero -una mayor, otra más joven, en un juego que dio mucho que hablar-, Miguel Pantalón (protagonista de El testigo), la Nardi (otro personaje francamente quiñonesco), Ibn Jaqan y Juan Cantueso, protagonista de La canción del pirata, fueron los guías de tan histórica ruta por las calles del casco histórico de Chiclana hasta desembocar en el Museo Taurino Paquiro, lugar de excepción que acogió el baile de una puella gaditana, aquella que tanto celebrara Fernando como primeras exaltadoras del arte gaditano.

Una ruta bien trenzada y elaborada, preñada de humor, de personajes de gracia quiñonesca, malhablados en ciertos momentos, emotivos en otros, orgullosos de pertenecer al imaginario de una literatura, la de Fernando, que está ahí para ser degustada. Porque esta ruta ha tenido a bien conseguir algo: poner la primera piedra de un edificio mayor, que no es otro que el de descubrir para la mayoría la voz de un narrador, un contador de historias, un poeta nacido por y para el pueblo, sea este el que sea.

Foto: @zuhmalheur




lunes, 25 de septiembre de 2017

Cachitos de "periodismo" XXXVII

Vuelve Cachitos de "periodismo" tras las calores. La verdad sea dicha: me he aburrido un poco de leer notas de prensa insulsas sobre fiestas gastronómicas y banderas azules. Tampoco ha salido nada interesante del cansino tema de Catalunya, pero hete aquí que un periodista titulado (de esos que están colegiados a buen seguro en una asociación que defiende los intereses de algunos periodistas) va y larga este maravilloso titular:


Sí, algunos podemitas gaditanos se fueron a la reunión de su formación en Zaragoza donde un grupo numeroso de fascistas y nazis, cegados por banderas rojigualdas (que seguro detestan porque ellos son más de aguiluchos) empezaron a increpar, a insultar y a agreder a los cargos públicos allí presentes.

Es curioso como a un titular tendencioso y penoso se suma el hecho que el redactor en ningún momento se refiere al otro hecho noticioso de la información (hecho verdadero y fehaciente, por otra parte) como es que los que estaban increpando eran de ideología radical de extrema derecha. Pero bueno, quizás es que en los colegios profesionales de Periodismo dan más valor a este redactor con título olvidadizo de la verdad y no a un intruso que cree que ese no es el camino de esta bendita profesión.



Extraños días

En el fecundo 1967 para la Historia del rock, The Doors colocaron dos discos para recordar: The Doors y este Strange Days...






domingo, 24 de septiembre de 2017

¡Doce puntos para ellas!

Solo nos votaba Portugal. Solo Portugal nos daba los doce puntos anhelados, los deseados, los que celebrábamos con furibunda pasión. Luego nosotros le devolvíamos el regalo como la buena acción del vecino que se siente correspondido. Doce puntos eran lo más. Representaban el éxito, aunque luego nos quedáramos de los últimos de Eurovisión. Así hemos sido siempre porque nos conformamos con poco.

Los doce puntos de los Miércoles de Teatro se los doy al Grupo de Teatro Ilusión. Un grupo de chiclaneras (bueno, algún chiclanero también ayuda) que cerró con brillo la trigésima edición de este encuentro veraniego de las artes escénicas. Por segunda vez consecutiva tienen el honor de cerrar el ciclo y han repetido éxito. En esta ocasión, el grupo liderado por Pepa de España se presentaba ante el respetable con la obra Y que le guste a mi madre, original de la propia Pepa. Una obra marcada por las coordenadas ya tradicionales en esta compañía que ha dado nuevos bríos a la escena chiclanera: humor de corte costumbrista, situaciones delirantes, personajes muy bien caracterizados, golpes de efecto en la narración y un buen ritmo a la hora de desarrollar los acontecimientos.

Y que le guste a mi madre es una nueva muestra de cuánto bueno nos ha traído el Grupo de Teatro Ilusión. Al público y a las propias integrantes de la compañía. Creo que no podremos agradecer lo suficiente a Pepa de España su empeño en sacar adelante a este grupo bien avenido y mejor trabajado. Se nota el tesón, la perseverancia, el máximo respeto por el texto de cada montaje. Y se nota donde es más importante: sobre el escenario. Ese trabajo afanoso se traduce en una puesta de escena eficaz, en un espectáculo que da sus frutos porque funciona con la precisión de un reloj suizo. Y si algo falla, no pasa nada, porque las actrices de esta compañía tienen los arrestos suficientes como para poder salir de una situación comprometida. Ahí está la frescura de su propuesta.

No les voy a contar de qué va Y que le guste a mi madre porque seguro que tendrán oportunidad en un futuro cercano de ver este montaje. Este o cualquier otro (en octubre representan en el Teatro Moderno de Chiclana La reliquia, obra de la que ya le hablamos aquí), porque da igual con qué concurran las chicas de Ilusión. El resultado será igual de beneficioso para nuestra salud: risas, bienestar, buen rollo. Solo quiero imitar un poco a doña Suplicio, alma mater de esta obra y otorgar puntos: doce, como la máxima distinción en Eurovisión. Doce puntacos porque el esmero y el trabajo del Grupo de Teatro Ilusión lo merecen. Esta vez no hace falta que Portugal les vote. El público, en cada montaje, les da esos doce puntos y todos los que ellas merezcan.

Solo nos queda decir ¡viva el teatro, viva el Grupo de Teatro Ilusión!

Foto: @zuhmalheur



sábado, 23 de septiembre de 2017

El xenomorfo humano

Las relaciones humanas son complicadas. Las hacemos complicadas. No sabemos dejarnos llevar, le ponemos pega a todo y nos encaminamos sin remisión a la búsqueda de los problemas cuando en ocasiones, lo mejor es transitar por un vía zen con el denominador común de que te de igual todo lo que pase a tu alrededor. Nos evitaríamos males mayores en nuestra interacción social con nuestros semejantes... O simplemente, podemos decir que el ser humano es un tocapelotas de cuidado.

Hoy se ha instalado en nuestra jerga diaria un término que ha ganado fortuna: gente tóxica. Supongo que esa descripción se la inventó un autor de libros de autoayuda (ya saben, ese género "literario" en el que el único que queda "ayudado" es el propio autor por los pingües beneficios obtenidos de la venta de su libro), un día en el que su vecino le calentó la mollera más de lo aconsejado. Y a raíz de ese hecho originario, triunfó la teoría de que existen personas tóxicas a nuestro alrededor, cuando quizás podríamos hablar mejor de comportamientos inapropiados. Afortunadamente no estamos en una película de Tarantino, donde uno podría ajustar cuentas con este tipo de personal con una buena balacera contra el que nos molesta más de lo normal. Pero no estamos en una sala de cine, sino en el teatro. Y sobre las tablas también vemos las razones de ciertos comportamientos humanos. Es decir, el teatro es el comportamiento humano en sí, sublimado unas veces, exagerado otras, pero siempre certero. De eso nos habla Alberto de Casso en El ciclista utópico, penúltima obra que nos llega a los Miércoles de Teatro de Chiclana con la dirección y puesta en escena de Yayo Cáceres y las interpretaciones de Fernando Soto y Fran Perea. Un simple hecho, nada luctuoso, nada dramático pero que desencadena una serie de eventos concatenados en el que uno de los protagonistas se convierte en indeseado parásito y el otro en inopinado huésped.

Una relación tóxica. Como si estuviésemos en una película de Michael Haneke, la puesta en escena de Yayo Cáceres es simple y práctica, mediatizada por una lámina transparente que trata de separar ambas vidas, a pesar que el parásito urde estratagemas para sortearla. Esa pantalla transparente, constantemente violada y traspasada por el personaje interpretado por Fernando Soto, ayuda a que el espectador se sumerja en una acción que se va haciendo cada vez más insalubre, más insoportable, fatalmente violenta. Las interpretaciones juegan a favor de esta mise-en-scène con dos actores exacerbados por los caracteres de sus personajes. Perea como sufrido huésped se revela como un volcán a punto de erupción pero que solo deja salir inofensivas fumarolas ante la insistencia de su contraparte, mientras que Soto se transmuta en encantador de serpientes, ladino y sibilino para llegar a ser ese parásito del que no podemos desembarazarnos. El elemento tóxico de nuestras vidas, el xenomorfo humano que se adhiere con sus tentáculos a nuestro rostro, a nuestra existencia para llegar a destruirnos como ese alien de la película homónima de Ridley Scott.

Al final solo queda destrucción. Desgraciadamente, en nuestras vidas no llegamos a contar con la ayuda de una Ripley que acabe con nuestros monstruos cercanos. Lo tóxico abunda. La utopía, también.

Foto: @zuhmalheur



viernes, 22 de septiembre de 2017

El payaso plano

El payaso blanco, el augusto, el contraugusto, el tony... Muchos estilos pero el que nunca puede aparecer actuando ante el público es el payaso plano. Esta regla de oro es también aplicable a todo incauto que decida alguna vez subirse a un escenario para cualquier tipo de actividad artística. Verbigracia, Pablo Alborán.

El payaso plano peca de monotonía (también de atonía), de no ofrecer al público un espectáculo digno de un payaso, que si ustedes aún no han caído en la cuenta, busca divertir. El payaso plano hace que el público termine por aburrirse y no recuerde al cabo del tiempo nada del espectáculo que han protagonizado. El payaso plano es lo peor que le puede ocurrir a la honorable y seria profesión de los payasos.

Dos payasos de relumbrón estuvieron hace unos días en los Miércoles de Teatro de Chiclana. Este ciclo que llega a los treinta años de vida lleva una carrera paralela a la historia de Los Ulen, casa de esos payasos (Pepe Quero y Paco Tous), que siempre son queridos y bien recibidos por el público chiclanero. En esta ocasión, los payasos de Los Ulen vinieron con el espectáculo Dos idiotas, que en un principio quería ser un homenaje a la esencia de ser clown, como espejo de los desarraigados de la sociedad. Dos parados, un tanto idiotas, que buscan llenar su vida con distintos empleos pero que terminan provocando la sonrisa del espectador. Bueno, se intentó. Porque a pesar del magnífico bagaje de Los Ulen (de ellos hemos disfrutado montajes esplendorosos en otras visitas a la ciudad), Dos idiotas apenas aportó nada a la larga y exitosa carrera de la compañía sevillana. Un montaje un tanto deslavazado que dejó ciertamente frío al espectador que notaba como si una barrera le separara de los actores, que llegaban más al corazón de la gente conforme tiraron de recursos cómicos más trillados (aunque provocan la risa segura). Fueron un par de momentos donde sentimos que la obra tiraba hacia arriba aunque la frialdad recorrió toda la obra. Entraba ahí en acción la figura del payaso plano. Dos personajes que en escasas ocasiones lograron revertir la situación para ganarse el favor del espectador. Dos personajes que quedaron anclados en un círculo vicioso con el que no consiguieron levantar las alabanzas de otras veces, quizás porque el espectáculo no era tan osado, tan radical como han sido otras propuestas de Los Ulen. Echamos de menos a ese payaso.

Aunque todo lo que les hemos contado quizá fuera un truco más de un payaso listo, que quiso hacernos creer que lo que habíamos visto era un simple juego. Quizás ahí estuvo la gracia del asunto. Porque tampoco queremos creer que el recibir el anunciado homenaje por parte de la Delegación de Cultura antes de actuar (eso rompe los esquemas de un actor a punto de salir al escenario, hombre), pusiera nerviosos a tan excelsos payasos. A mi me tocaría un poco los cataplines, pero yo solo soy un simple idiota.

Foto: @zuhmalheur



jueves, 21 de septiembre de 2017

Hoy nominamos a...

A los creadores de la telebasura. Bueno, en realidad ellos no tienen la culpa de ofrecer mierda enlatada en los 16:9 que tienen nuestros novísimos televisores Full HD. Ellos solo acatan órdenes del público que es el que decide qué quiere ver (aunque son ciertamente sibilinos a la hora de inocularnos el virus previamente). Y lo que quieren ver es la miseria humana hecha telerrealidad.

El ser humano es especial. Le gusta el morbo. Ambiciona ver en pantalla los éxitos pero sobre todo, los fracasos del prójimo y si todo se acompaña de alharacas, ruido mediático, discusiones sin sentido y gritos, muchos gritos, mejor. That's entertainment!, que decían los yankees. Y así estamos, en un país donde el bochorno ajeno es vendido como producto de uso masivo para varios millones de españoles que quedan anestesiados gracias a la labor de la caja tonta. Siempre nos quedarán otros canales para aprender, para asombrarnos con la realidad que nos rodea, pero a esas horas estamos echando la siesta.

Da para mucho todo este mundillo de la telebasura y la telerrealidad. Tanto como para que el teatro se luzca sacando los higadillos de este sistema que nos corrompe como seres pensantes. La farsa, la comedia y la astracanada son armas efectivas para mofarse de estas pequeñas miserias humanas donde se despedazan las vidas de unos cuantos a cambio de un buen porcentaje de cuota de pantalla y de unos escasos miles de euros para el afectado. Grandes Hermanos, Supervivientes (con lujos ostensibles), Granjeros que buscan esposa o Príncipes para ciertas chicas que no saben que el cuento de hadas es eso, cuento y que no hay príncipe azul ni de otro color.

La Cía. Milagros nos trajo hace unos días a las tablas del Teatro Moderno una radiografía apasionada y cómica de todo este inframundo. Un príncipe para Leonor, escarnio de este tipo de reality shows a ritmo de comedia loca y desenfrenada, sirvió de catalizador a una noche en la que brillaron de forma absoluta los personajes. Bien caracterizados, perfectamente ensamblados en la historia y con una buena sincronización en escena, los personajes de esa presentadora con pocas luces pero mucha mala baba y esa pánfila candidata a casadera que al final demuestra más luces que cualquiera, son los verdaderos pilares sobre los que se asienta una historia sencilla que cumple perfectamente con su función: farsa, denuncia y divertimento. Sonia Astacio y Carolina Montoya se meten en la piel de unos personajes que tiran de la comedia del absurdo y se muestran desaforados, extremos y exagerados hasta el punto que son espejos donde mirarnos y descubrir todo lo malo que ofrecemos como especie.

El humor es la clave. El humor es la chispa con lo que todo empieza a funcionar en este último montaje de la compañía sevillana que da en la diana con un definición exacta de lo que es la sociedad española en su conjunto: una sociedad a la que le gusta explotar a cierta caterva de personajes para puro gozo del resto. Esto lo hacían los romanos hace dos mil años con leones en el Circo Máximo. Hoy, solo es necesario encender la tele. Afortunadamente, aún nos queda el teatro para reflejar nuestras miserias.

Foto: @zuhmalheur



miércoles, 20 de septiembre de 2017

El absurdo superlativo

Hubo una vez un político al que se le ocurrió independizar un territorio para tapar las vergüenzas de un partido masacrado por la corrupción. Consiguió embaucar a partidos en las antípodas de su ¿ideología? para hacer saltar por los aires las básicas normas de convivencia con el resto del territorio del que se querían independizar. Mientras tanto, el gobierno central no hacía nada. Al pasar el tiempo y al no hacer nada, los que se quieren independizar siguen a lo suyo (yo lo llamo "El gran engaño" puesto que el proceso independentista solo es una cortina de humo de quienes lo pergeñaron desde un primer momento) y el gobierno central echa a la policía y a los jueces contra los díscolos de la periferia.

El próximo 1 de octubre unos intentarán votar algo que saben que no tendrán validez, los otros tratarán de imponer sus razones por la fuerza y el problema seguirá enquistándose mucho más.

Absurdo tras absurdo. Es lo que pasa cuando quienes nos gobiernan, no hacen política a pesar de llamarse así. Son unos absolutos descerebrados.





sábado, 16 de septiembre de 2017

Cabezas parlantes'77

Antes de asociarse con Brian Eno y entrar en otra etapa de su fructífera carrera, los Talking Heads se marcaron un discazo que hoy cumple 40 años: Talking Heads'77.





martes, 12 de septiembre de 2017

Desierto de ideas

He estado escuchando cinco minutos el Debate sobre el Estado de la Ciudad que se celebra en mi pueblo. Un gobierno que de 38 años de gobiernos democráticos municipales ha gobernado en 32 y que espera a su Godot particular (hablando de proyectos de los que ya se hablaba hace tres décadas), demostrando un absoluto desierto de ideas.

Apago la radio y me pongo a escuchar música que es mucho más interesante.





miércoles, 6 de septiembre de 2017

Los Chozos Fest, un festival gourmet

Vuelve el festival más alternativo de la gaditana Sierra de Grazalema y lo hace confirmándose como un evento exclusivo para paladares y oídos exquisitos. Se celebrará en Benaocaz los días 8, 9 y 10 de septiembre y ya se ha confirmado gran parte de su cartel.

En tiempos en los que la masificación en los grandes eventos musicales está a la orden del día no son pocos los que buscan una alternativa a estas incomodidades propiciadas por llenar un recinto cerrado con miles y miles de personas que terminan casi enlatadas. Festivales que ofrecen, por poco precio, un plantel de artistas que se repite en decenas de carteles idénticos cada verano.



Así, de un grupo de amigos cansados de esta situación, nació este oasis llamado Los Chozos Fest. Y lo hizo con un éxito rotundo en su primera edición gracias a la siguiente receta: Añádele a un lugar idílico un puñado de buenas bandas, échale sin miedo barra libre de bebidas y comidas, cúbrelo con unos chozos de piedra originales y cómodos para dormir rodeado de amigos, alíñalo con unas pinchadas en la piscina, déjalo reposar durante un fin de semana... et voilà! Ya tienes un plato gourmet.

Y aunque es importante que los asistentes puedan disfrutar de lo mejor de la gastronomía gaditana la música es el elemento sobre el que gira todo en Los Chozos Fest y por ello han seleccionado algunas de las mejores bandas del panorama independiente andaluz y nacional: Hi Corea !, Delbosque, Champagne, Detergente Líquido, Linda Guilala y las pinchadas de Satelitrex DJ y WeMakeFriends Dj ya han sido confirmadas para esta fiesta.

Lo limitado de las plazas y el interés que está despertando en las redes sociales hacen que la organización esté cerca de colgar el cartel de sold out pero aún quedan algunas plazas sobre las que se puede solicitar más información a través de loschozosfest@gmail.com, el correo del festival.

Sin duda Los Chozos Fest, más que un festival, es una experiencia vital que todos nos mereceríamos vivir y que tenemos al alcance de nuestra mano.